MURO OCCIDENTAL

Muro Occidental o de los Lamentos

Fe, cultura e historia se unen en el Muro Occidental, en esa mezcla especial que hace de Israel un país único. Venerado como el último vestigio del Segundo Templo, el Muro Occidental es el lugar más sagrado del Judaísmo. Sin embargo, gracias a la “invitación” que hizo el rey Salomón para que todo el mundo pudiera venir aquí a orar (1 Reyes, 8:41-42), visitantes de todas las religiones y culturas llegan aquí para sentir ese vínculo especial.

Aquí encontrará fieles de día y de noche, pero en los días de Bar/Bat Mitzvah, familias de todos los rincones de Israel y del mundo abarrotan la plaza para celebrar la primera lectura de la Biblia de sus hijos en público a la edad de trece años. Para muchos visitantes, dejar la tradicional oración en una nota entre estas antiguas piedras es un recuerdo imborrable.

El Muro Occidental formaba parte del edificio más magnífico que jamás ha habido en Jerusalén. Era uno de los cuatro muros que Herodes el Grande construyó para soportar la plaza de 145.000 metros cuadrados sobre la que se encontraba el Templo.

El cercano túnel del Muro Occidental constituye un regalo para los entusiastas de la arqueología y la historia, que se sorprenden al descubrir que, a pesar de lo imponente que resulta la parte del Muro que está al aire libre (con más de 55 metros de largo y unos 20 de alto), la mayoría de sus cerca de 520 metros de longitud se encuentra por debajo de lo que actualmente es la Ciudad Vieja.

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