Qué no se habrá dicho sobre la ciudad más santa del mundo? Jerusalén es una ciudad que despierta emociones sobrecogedoras, que promete experiencias espirituales y religiosas, intensidad y placer, interesantes recorridos y divertidas aventuras. Aquí, además de los fascinantes enclaves históricos y arqueológicos existen sorprendentes atracciones para los amantes de la cultura, las artes, el teatro y la música, la arquitectura y las delicias gastronómicas.

En el corazón de Jerusalén, rodeada por la muralla, se encuentra la Ciudad Vieja. Hay en la Ciudad Vieja de Jerusalén un encanto que no puede encontrarse en ninguna otra parte del mundo. Quizá por su Historia que asoma entre los bellos edificios de piedra, o la atmósfera de santidad que la envuelve; puede que el encanto radique en los bulliciosos mercados que llenan sus estrechas y coloridas callejuelas. Dividida en cuatro barrios: judío, armenio, cristiano y musulmán en ellos se encuentran los importantes lugares sagrados de las tres religiones monoteístas: el Muro Occidental, la Iglesia del Santo Sepulcro y el Domo de la Roca en el Monte del Templo. En los alrededores, el Monte de los Olivos, la Ciudad de David, Monte Sión… Pero no sólo como un peregrino es Jerusalén una experiencia inolvidable.

La capital de Israel, en la ciudad nueva, ofrece además arte, eventos culturales y festivales, gastronomía, mercados… Destacamos el Museo de Israel (en cuyo interior se encuentran los Rollos del Mar Muerto) el Yad Vashem (Memorial del Holocausto), la Knesset (sede del gobierno), el mercado Machane Yehuda y las arterias principales como Yafo, Ben Yehuda…

Para desplazarse por la ciudad nueva, el tranvía es una buena opción. O el autobús turístico 99 con 23 paradas en los lugares de interés.